JARDÍN EN L’EMPORDÀ

El reto fue transformar una finca agrícola muy alargada en un jardín útil y acogedor, aprovechando el potencial del paisaje circundante y conservando el carácter rústico de la propiedad.
Dividimos el espacio en tres áreas: Una zona dedicada al cultivo de frutales, otra abierta y naturalizada y el área central, junto a la vivienda con los elementos funcionales: terrazas, porches, piscina, áreas de sombra y praderas.
Utilizamos en su confección materiales artesanales como el ladrillo manual, lámparas confeccionadas con traviesas de tren recuperadas, cajas de fruta e incluso la construcción de una pérgola a base de postes y mallas de uso agrícola. La piscina se construyó ligeramente sobreelevada como una alberca tradicional, minimizando la entrada de hojas y suciedad arrastradas por el viento (la finca está muy expuesta a la tramontana)
La combinación de múltiples especies vegetales permite prolongar las floraciones desde finales de invierno hasta finales de otoño. Además de incentivar el uso del jardín durante todo el año, contribuye a incrementar la biodiversidad de la zona y es coherente con un paisaje natural de transición. Las pantallas arbustivas ocultan los elementos menos agradables del entorno, pero se abren para dejar a la vista los campos vecinos y se funden con el arbolado de las fincas y caminos vecinos.